El reciente colapso de Facebook fue un inconveniente para algunos, un desastre para otros y una llamada de atención para una minoría. Expuso el lado oscuro del panorama tecnológico actual con su estructura centralizada y expuso sus importantes ramificaciones sociales, emocionales y financieras.
Contexto
El lunes 4 de octubre de 2021, Facebook sumió al mundo en el caos con una interrupción global que duró casi seis horas. El gigante de las redes sociales y sus servicios asociados (Messenger, Instagram y WhatsApp) colapsaron, dejando a miles de millones de personas sin su principal medio de comunicación.
Esta interrupción no es una excepción ni un hecho aislado. Podríamos contar no menos de cinco cortes importantes similares que afectaron a Google, el gobierno del Reino Unido, los principales bancos (HSBC, Barclays, TSB, Bank of Scotland), los medios de comunicación influyentes (Amazon, Spotify, Reddit, The Guardian, Independent) y proveedores de servicios esenciales (Tesco, Sainsbury’s, Airbnb) en los últimos tres años.
Efecto dominó
Pocas personas comentan que después del accidente, todas las comunicaciones se redirigieron a Twitter, Telegram, Snapchat y proveedores de telefonía móvil como T-Mobile, Verizon y AT&T. En consecuencia, vimos interrupciones y tiempos de inactividad en todo un espectro de comunicaciones y servicios web.
Causas
La causa subyacente del accidente aún se debate . Algunos están satisfechos con explicaciones simplistas relacionadas con la tecnología que citan pésimas prácticas de “cambio de configuración” . Sin embargo, otros se esfuerzan por comprender a fondo la causa raíz.
«La interrupción de WhatsApp, Instagram y Facebook (incluidos Facebook Messenger y Facebook Workplace) destaca que las interrupciones globales son una de las principales desventajas de un sistema centralizado»
Según Matthew Hodgson, cofundador y director ejecutivo de Element y cofundador técnico de Matrix, citado por el Daily Mail
“Los sistemas descentralizados son mucho más fiables. No existe un único punto de falla, por lo que pueden soportar una interrupción significativa y aún mantener la comunicación entre las personas y las empresas «.
La solución
Hemos hablado antes sobre la descentralización y su papel para romper el monopolio del mercado de la nube , intensificar la competencia y beneficiar a los consumidores. Entonces, con el riesgo de repetirnos, nos preguntamos cuántos desastres importantes se necesitarán hasta que llegue el mensaje.
Si bien no afirmamos que somos la única opción, somos una alternativa viable con nuestro ecosistema “Cudo Compute”. Más allá de esto, defendemos la descentralización . Para nosotros, no es una palabra de moda, sino un principio clave de todo lo que hacemos.
Es lo opuesto a un solo punto de falla y poner todos los huevos en una misma canasta. Así es como podemos crear un ecosistema antifrágil que sea resistente al desorden. Junto con nuestra red blockchain Cudos , proporcionará a los desarrolladores y consumidores recursos de computación en la nube descentralizados. En última instancia, nuestra red impulsada por nuestro token CUDOS, facilitará un mundo descentralizado, sostenible y conectado, en el que no estemos a merced de los “Goliats” corporativos.
Esta es su oportunidad de unirse a nosotros, ahora mismo al inicio de esta revolución, mientras que el vasto potencial de nuestra red aún no se ha realizado por completo.
Si ya ha comprado sus tokens CUDOS , puede aprovecharlos al máximo realizando staking en nuestra plataforma y asegurando así nuestra red.
Sobre CUDOS
Cudos Network es una red de computación y oráculo de capa 1 / capa 2 diseñada para garantizar un acceso descentralizado y sin permisos a la computación de alto rendimiento a escala, y permite escalar los recursos informáticos a más de 100.000 de nodos. Una vez puenteados en Ethereum, Algorand, Polkadot y Cosmos, Cudos habilitará el cálculo escalable y los oráculos de capa 2 en todas las cadenas de bloques con las que se tenga puente.
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El siguiente artículo ha sido traducido por CUDOS UNO desde el portal “MEDIUM” oficial de CUDOS
Original article: Facebook’s crash and the dark side of centralisation